A los dirigentes les importó más el dinero, afirma Felipe Bianchi
“La generación dorada de Bielsa ya no existe: ¡esto ya no tiene vuelta atrás!”
15.11.2011
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A los dirigentes les importó más el dinero, afirma Felipe Bianchi
15.11.2011
La administración de Harold Mayne-Nicholls será quizás recordada por muchos como la mejor administración en la ANFP desde que entró en vigencia el sistema de sociedades anónimas en la propiedad de los clubes. A la profunda transformación realizada al campeonato nacional, suma la remodelación de un moderno complejo deportivo, Juan Pinto Durán, y una de las más exitosas campañas jamás logradas por una selección nacional. Con la llamada revolución de Bielsa, de la mano del rosarino, la selección chilena se ganó un espacio entre los grandes de Sudamérica y el respeto de sus pares en canchas internacionales.
Muchos hablaron de la generación dorada del futbol chileno con grandes jugadores que brillaban en sus clubes y que encandilaban con sus actuaciones mecanizadas y llenas de técnica y dinámica por la “Roja”. Allí figuraban Gary Medel, Claudio Bravo, Alexis Sánchez, Humberto Suazo, Arturo Vidal, Matías Fernández, Jean Bousejour, Mark González y otros. Una cantera de jugadores como hace mucho tiempo no se recordaba y que prometían un festejo que perduraría por años en el futbol criollo.
Cuatro años después la historia da un vuelco, aunque los actores siguen siendo casi los mismos. La ANFP sufre un fuerte remezón cuando se selló la salida de la administración Mayne-Nicholls y comenzó la presidencia de Sergio Jadue. El cambio de modelo de administración y de negocios traía amarrado otro más drástico aún para el fútbol chileno: la partida de Bielsa. Desde entonces hubo una sola gran pregunta para millones de chilenos, los verdaderos protagonistas de la fiesta del fútbol: ¿el nuevo directorio de Quilín sería capaz de traer a un técnico que continuara o mantuviera el éxito administrativo, comercial y futbolístico que logró el anterior proceso? De eso precisamente habla en esta entrevista uno de los principales periodistas deportivos del país.
-¿A qué se debe según su criterio este cambio en el resultado futbolístico en la selección nacional?
Hay un deterioro evidente en tres aristas que eran la clave, creo yo, en lo que fue un muy buen proceso anterior e hizo que Chile se transformara en una especie de ejemplo a seguir y de alabanza permanente en muchas partes por un sistema que sorprendió a mucha gente. Básicamente tiene que ver con tres cosas que normalmente le han faltado al fútbol chileno en toda su historia…
-¿Cuáles son esas tres aristas?
Una tiene que ver con la disciplina profesional. Con algo tan simple como entrenar dos veces al día, llegar a la hora a los entrenamientos y que no tiene nada que ver -de hecho es una señal de cómo lo vemos nosotros- con rasgos militaristas. Algo tan simple que parte por llegar a la hora a trabajar, nada más. Esto no tiene nada que ver con un régimen brutal de sometimiento. De hecho, Bielsa, que es quien manejó el proceso anterior, no está considerado como un entrenador que concentre durante 30 días a los jugadores, que les impida cosas, que no los suelte nunca. Lo que pasa es que los jugadores saben que si entrenas dos veces a la semana y que el rigor físico es importante, no pueden llegar curados, porque si llegan borrachos se quedan fuera no más. Entonces se perdió eso de la disciplina que era muy importante.
El segundo aspecto futbolístico que se deterioró es la mecanización. Un punto tremendamente importante para cómo jugaba Chile, al punto que llegó a no depender de jugadores puntuales, muy importante para equipos que son de los niveles nuestros, que no son de altos tonos técnicos. Entonces, había un desarrollo futbolístico que era independiente de quien estaba en la cancha y que tenía que ver con entrenar y entrenar, con repetir, volver a hacer y que eso era parte de la impronta de algunos entrenadores y otros no. Eso también se perdió.
-¿Y el tercer punto clave?
La dinámica de juego, una presión y un ritmo que a algunos les gusta más y a otros menos, y que a mí me encanta porque hacía toda la diferencia de lo que podía marcar Chile en términos futbolísticos respecto de sus rivales en Sudamérica. Creo que eso también se perdió y es grave, porque en rigor soy un convencido que aquí no estamos frente a una generación extraordinaria. Todo los países de Sudamérica tienen jugadores en Alemania, en Italia, en España, o sea no somos nosotros no más; es Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela incluso, y varios escalones más arriba está Uruguay, Argentina y Brasil. Por lo tanto, no vamos a hacer la diferencia por la generación de jugadores, como se pretendió en algún momento. Hay en los otros países Sánchez, Medeles, Vidales, Valdivia…, por ahí no esta la diferencia. La diferencia está, creo yo, en un mayor nivel de disciplina, un mayor nivel de mecanización y un mayor nivel de dinámica futbolística de presión física; todo lo cual se perdió. Al perderse esas tres cosas Chile pasa a ser un equipo más de las eliminatorias.
-Y dónde quedó la revolución de Bielsa: ¿se perdió definitivamente?
Creo que el paladar actual de un sector importante de los entrenadores, jugadores, periodistas deportivos y dirigentes chilenos lo ve de otra manera. De hecho, había mucha crítica a Bielsa por su vértigo, porque ese equipo no tenía matices, no sabía frenar, y ahora hay varios que están muy contentos con el cambio. Sólo hay que recopilar lo que se dijo en el último tiempo: que por fin los jugadores van a tener más libertad, no solo dentro sino que fuera de la cancha, que esto no puede ser un regimiento. Yo creo que es una manera muy equivocada de mirarlo.
-¿Por qué hay tanta convicción en su opinión?
Porque soy un convencido de que los técnicos y sus sistemas de trabajo, para países que no tienen un gran caudal de maravillas técnicas, como lo hemos sido nosotros en 100 años, es vital. Es un poco parecido a lo que pasa con el Barcelona: juegan extraordinariamente. Y eso tiene que ver con una mecanización, una presión y con un sistema de trabajo que impone su entrenador, Guardiola, casualmente basado en Bielsa. Y lo claro es que cuando los jugadores salen de ese sistema, no mantienen su nivel. ¿Lionel Messi de la selección argentina es un mal jugador? No, es el mismo jugador del Barcelona, pero trabajando de otra manera con un equipo que no juega de la forma que juega el equipo catalán, rinde distinto. Y si comenzamos a sumar jugador por jugador del Barcelona… Xavi por sí mismo, Iniesta por sí mismo, Puyol por sí mismo, son jugadores que seguramente no serían estrellas en la Juventus, el Milán o el Bayer Munich. De hecho, no son jugadores de grandes precios. El gran precio del Barcelona es Messi y cuando Messi sale de allí, ¡mira lo que le pasa en la selección argentina! Yo al menos creo mucho en el trabajo con una cabeza específica arriba, pensando los partidos, pensando en su desarrollo, donde da un poco lo mismo quien juega. Otro ejemplo de eso mismo es la ”U”: hace un año, con los mismo jugadores, era otra “U”, y Marcelo Díaz era un jugador del montón y Eduardo Vargas ni siquiera jugaba y los González atrás no eran los de hoy día.
-Se refiere a la mano del técnico.
Sobre todo en un país como Chile, que en el fondo es del montón. Hay mucha gente que dice hoy “¡cómo se nos olvidó jugar en un año!”. Bueno, es que no son jugadores tan buenos, con todo cariño y respeto. Jugadores como Carlos Carmona, Jean Beausejour, Gonzalo Jara, como Rodrigo Millar que incluso desapareció de la selección, como el propio Waldo Ponce y el mismo Claudio Bravo, dejaron de estar bajo un régimen determinado de trabajo y pasaron a ser lo que habían sido antes: jugadores bastante del montón. Y en la “U” uno se puede imaginar lo mismo si cambia de mano. Jugadores como González, el “Pepe” Rojas, Marcelo Díaz, el mismo Eduardo Vargas, Francisco Castro, van a ser lo que han sido antes, lo que han sido siempre y lo que van a seguir siendo, porque no son jugadores extraordinarios, porque necesitan un dibujo táctico, un tipo de trabajo de mecanización sin el cual no brillan de la misma manera. La “U” más que individualidades, es un equipo, el Chile de Bielsa más que individualidades era un equipo, el Barcelona más que individualidades es un equipo.
-¿Y la selección chilena de hoy?
No es un equipo. Yo lo veo desdibujado, deteriorado, siguiendo otra línea que es más la tradicional del fútbol chileno; “vamos muchachos”, “hagamos lo que sabemos”, “ustedes son extraordinarios”. Eso que genera un poco lo que ha pasado.
-¿Quiénes son los principales responsables de esto?
Yo liberaría de esto a Claudio Borghi, porque siempre ha hecho lo que él entiende que es lo bueno. Y si lo contratan para hacerlo, no es su culpa.
-¿Y de quién es entonces?
Aquí hay una miopía brutal de todos los sectores de la dirigencia del fútbol que no entendieron que la selección pasando por un buen momento es algo tan anormal, que es intocable. Aquí era del todo evidente que remeciendo la ANFP como lo hicieron, todo lo que había antes se iba a destruir. Yo no digo que Mayne-Nicholls debiera ser eterno, pero sí creo que aquí hay algo sobre lo que de hecho no se ha trabajado de nuevo y que es separar a la Federación de la ANFP para dejar trabajar a las selecciones tranquilas. Eso no se respetó y se pensó que era secundario y hoy estamos viviendo los resultados. La gran pelea que originó todo esto eran las platas del CDF (Canal del Fútbol), quién las manejaba y quién las controlaba. Para los que ganaron ya estaba ganado, ya había ganado Colo Colo, la “U” y la Universidad Católica. Para qué seguir en la misma tecla.
-En aquel momento usted denunció una intervención política, ¿alguna vez lo comprobó?
Desde el primer día que lo dije. De lo contrario, no lo habría dicho. Me parece que con el tiempo ha quedado extremadamente comprobado que dos más dos es cuatro. Ahora no es una intervención del gobierno como un ente general, sino de personas determinadas que formaron parte del gobierno y que están hasta el día de hoy.
-¿A quiénes se refiere?
Personas que tienen que ver con el fútbol, y son muchísimas. Están ligadas al fútbol y tenían una mirada muy crítica de Mayne-Nicholls y de Bielsa. Sí, incluido Bielsa, porque tenían una mirada muy crítica de Bielsa, tal como lo dice el mismo ministro del interior, Rodrigo Hinzpeter, en el libro “La Caída”, de Francisco Sagredo. Es cosa de recopilar información de todas las peleas que hubo en la última parte del proceso entre la gente de Colo Colo y de la “U” con la ANFP. Y la gente de Colo Colo y la “U” es gente que hoy tiene cargos importantísimos en el gobierno, del Presidente para abajo. Los que no querían que siguiera Mayne-Nicholls eran: Sebastián Piñera, Gabriel Ruiz-Tagle, José Yurazeck, el “Choclo” Alberto Delano, la gente de la Católica, como Felipe Gacitúa, Estévez… Todos los que manejaban los clubes más importantes del fútbol chileno no querían que siguiera Harold y sabían que si no seguía Mayne-Nicholls, ¡no seguía Bielsa!
-¿Aún cuando fueron ellos mismos quienes lo colocaron a la cabeza de la ANFP cuatro años antes?
Si, pero eso no es tan así. La Universidad Católica un poco, pero el resto no. Yo creo que el resto, con sus dudas, no sabían bien para qué lado tirar. Yo no te puedo decir que el día antes de la elección del último directorio de la ANFP hubo presiones, ofertas de platas, las típicas cosas que pasan en las elecciones de parte de determinados personeros, pero sí puedo decir que lo últimos tres años sí participaron, elaboraron y planearon una operación contra a Mayne-Nicholls que finalmente dio resultado. No lo digo solamente yo, lo dijo mucha gente en su momento, lo establece claramente la última investigación que se hizo al respecto, que es el libro que lanzó Francisco Sagredo. Fueron Colo-Colo, la “U”, la Católica, Everton, Wanderers y un par de clubes más los que idearon todo lo que pasó y en esos clubes había mucha gente que hoy está en el gobierno. Por lo tanto, aquí no había vuelta atrás, más allá de que si en la última semana participaran o no, lo que digo es que en la elaboración de esta operación contra Mayne-Nicholls sí participaron todos ellos. Y negarlo es una agresión al intelecto de cualquier ser humano.
-¿Siempre fueron las platas del fútbol y las cuantiosas ganancias que generaba la selección como marca lo que estaba en disputa?
Sin duda y generó que crecieran los colmillos también. La selección se transformó de un patito feo en una estrella y eso es del todo evidente, no sólo en lo futbolístico, sino que también en lo comercial y lo económico. Pero yo no le quito responsabilidad a Harold: tú no puedes ser presidente de un país o de una organización importante con todo el congreso en contra. Tienes que generar los puentes y las fórmulas para que efectivamente tengas el apoyo de quienes a la larga son los dueños de la historia. Si los clubes son los dueños de la historia y tienes a todos o a buena parte en contra, evidentemente es porque hay algo que hiciste mal. Cuando tú me preguntas quiénes son los grandes culpables de esta historia; el tema que a mi me hace ver como más culpable a los que intervinieron es porque insisto, todos ellos sabían -los que botaron a Mayne-Nicholls- que yéndose Harold se iba Bielsa. ¡Y les dio lo mismo! Les dio lo mismo lo que podía pasar con la selección, lo que revela que sólo les interesa la plata o una miopía deportiva mayúscula, pero además tampoco tuvieron ni la voluntad ni el coraje o los cojones para asumir ellos el cambio.
-¿Podría explicar en qué se grafica esa falta de coraje?
Porque los que movilizaron las tropas para que cambiaran las cosas, se quedaron afuera. No hay nadie de Colo-Colo ni de la “U” en la testera de la ANFP y sí están manejando las cosas desde atrás, manejando a Jadue desde atrás, manejando a Segovia. Incluso les dio lo mismo que entraran al fútbol con cargos y rangos muy importantes personajes que también representan el Chile anterior en términos futbolísticos: hoy están de nuevo con cargos importantes y valorados Miguel Nasur, Pablo Tallarico, Etcheverry que lo tuvieron que sacar de La Serena por malos manejos. El propio Jadue es de los mismos. Entonces, que les haya dado lo mismo todo eso también revela un poco la miopía, el error y la responsabilidad que tienen en esto.
-¿Cuál fue a su juicio el objetivo final de colocarlos a ellos a la cabeza visible de la ANFP?
Hacer el cambio pero no mancharse. La parte buena es que cambiamos de acuerdo a lo que queremos, pero no la parte mala, que es trabajar todos los días y dar la cara. Eso es simplemente quedarse en la sombra.
-¿Qué le parece este control que ejercen las sociedades anónimas en el futbol chileno?
Depende de quién lo maneja y de la expertise que pueda tener en materia deportiva. Porque es evidente que en materia económica la tienen y lo han demostrado en sus empresas particulares. Pero en ese sentido yo soy un “ave raris”: estoy totalmente de acuerdo con la existencia de las sociedades anónimas. Como sistema es más transparente, las obligaciones y responsabilidades de los clubes quedan más claras y prefiero un sistema donde al menos se pagan los sueldos, las isapres y el tipo que invierte plata, pierde plata suya. El sistema anterior me parecía nefasto y en el cual se perpetraron muchos robos, irregularidades e irresponsabilidades. Lo que pasa es que esto es como una democracia: no por gente que lo hace mal en un momento significa que el sistema es malo. Si Colo Colo lo hace mal con Blanco y Negro, tendrá que venir otra gente a hacerse cargo, pero no está en juego el hecho de que la administración de Colo Colo hoy es monstruosamente más transparente que la de antes. La “U” es el ejemplo perfecto: es sólida deportiva e institucionalmente, se manejan bien en las platas, pero mañana pueden no hacerlo y eso me parece que es parte del juego y es bueno como sistema. Si tienes buen ojo para manejarlo, lo que resulta es un buen club; si tienes mal ojo, siguen las deudas y los problemas. No es la panacea, sin duda, pero es un sistema mejor que el anterior. Por eso, yo no critico el sistema, podré criticar a quienes están a cargo en su momento, pero no encuentro malo que la gente que pone plata se haga cargo de lo bueno y malo que implican sus inversiones.
-¿Aplica el mismo criterio para la selección nacional?
Me parece que con la selección y la ANFP, ya sea por un problema de egos o miopía futbolística esta gente tocó lo que a mí modo de ver era sagrado: la selección que estaba funcionando muy bien. ¡Si la selección chilena funciona bien cada 40 años! Sobre esa variable me parece que fue grave no haberse percatado lo que podía pasar y que finalmente pasó. Se dijo mucho que si se iba Bielsa vendría el desastre, pero esto no tiene que ver con Bielsa, sino con su trabajo que puede hacerlo él o Juan Pérez. Con el actual sistema, Chile redundó en lo que hemos visto: un equipo que es igual a cualquiera de hace diez años de Chile o de cualquier país sudamericano que estaba por debajo de nosotros en el proceso de Bielsa. Un grupo que perdió la disciplina, la presión, la mecánica de juego y que a partir de esto pone en serio riesgo la clasificación. Ahora, tiene la ventaja o la suerte de que estas clasificaciones son extremadamente fáciles: son nueve equipos y clasifican cinco… Tendría que ocurrir realmente una hecatombe para no clasificar.
-¿Cree que la selección se está yendo a pique?
La selección tiene un evidente deterioro con respecto al proceso anterior. Un deterioro en lo individual, colectivo, de disciplina, de todas las variables. Creo que aún así tiene opciones de clasificar. No me extrañaría que le ganemos a Paraguay y que todos empiecen a hablar de los puntos y que estamos listos, pero no es la selección de antes y vamos a volver sobre una vieja discusión; una cosa es cómo funcionas de local, y otra cosa es cómo estás jugando, cuál es el objetivo hacia las selecciones menores. Desde ese contexto, se enredaron bastante las cosas.
-¿Cómo cree que terminará este proceso comandado por Borghi?
Creo que si Chile pierde con Paraguay, y me sorprendería que pasara, vamos a vivir seis meses muy complejos de aquí a junio, la próxima fecha de eliminatorias. No sólo porque la selección va a quedar en un terreno complejo en términos de clasificación, aunque esto está recién comenzando, sino porque va a refrendar un deterioro evidente. Si no tienes la disciplina, el nivel futbolístico y no tienes los puntos, en rigor no estás teniendo nada. Aquí o se apoya abiertamente lo que venga con Borghi pase lo que pase, o van a empezar la presiones para cambiar y tomar las medidas al respecto.
-¿Y qué es lo que sería necesario para cambiar el rumbo?
No tengo claro qué es lo que podría venir. Creo que los procesos tienen que ver con convicciones, y no las veo muy claras en la cabeza de esto, que es la ANFP. Por lo tanto, no me tranquilizaría tampoco necesariamente un cambio de técnico. No creo que vaya por ahí el tema y no me da ninguna tranquilidad ni seguridad lo que pudiera venir después, independiente de los nombres. En ese sentido la continuidad de lo que era la selección de fútbol de las últimas clasificatorias ya se perdió. Chile ya juega a otra cosa, que puede estar bien y a lo mejor habría que acentuarlo y que Borghi haga lo que piensa que futbolísticamente apunta al desarrollo y cambien los jugadores y veremos si le resulta o no. Pero la continuidad de esta supuesta generación dorada que estaba para ganar la Copa América, para pelear un Mundial mirando para atrás, ¡ya no existe! Y hay que hacerse a la idea de que ya no va a volver.
-¿Sin retorno?
No. Porque no tiene que ver con los jugadores, tiene que ver con las cabezas. Yo soy en eso estructuralista, perfectamente puedo estar equivocado y puede haber gente que piense otra cosa. Pero el secreto del Barcelona se llama Guardiola y el secreto de Chile se llamaba Bielsa. Yo soy más de creer que importan más lo técnicos que los jugadores.
-¿Tiene continuidad la administración de Sergio Jadue en la ANFP?
Creo que así como llegaron por la puerta chica, no me extrañaría que en algún momento se fueran por esa misma puerta chica. No son ellos los que mandan, no son ellos los que generan las ideas, entonces si las selecciones menores de Chile están en manos de Tallarico, si la ANFP está en manos de Etcheverry, de Jadue, de Nasur; no tengo cómo imaginarme qué es lo que viene. No tengo cómo confiar en que las medidas que se tomen van a ser buenas porque, personalmente, es como que hablaras con un rumano. No los entiendo: hablan otro idioma, piensan de otra manera, buscan otras cosas y ninguna de esas cosas tiene la lógica de buscar el desarrollo de las selecciones como yo la entiendo.
-¿Consideras esta clasificación como una batalla perdida?
No, yo creo que se puede clasificar. Siempre hay una opción de arreglar ciertas cosas. Hasta el propio Borghi podría llegar a arreglarlas, pero siempre va ser en un peldaño inferior a lo que había. El deterioro ya está hecho y para mi no tiene solución. La gente que quiere ver jugar a Chile como jugaban permanentemente, no digo un tiempo como lo que se hizo contra Perú, sino que todos los partidos en cualquier lugar del mundo ante cualquier rival y esté quien esté en la cancha, independiente de los nombres; el que quiera volver a ver eso nuevamente, no tiene sentido. ¡Esto ya no tiene vuelta!