“Los estudiantes ya ganaron. Ahora es el momento de sentarse con el gobierno a trabajar”
21.09.2011
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21.09.2011
Vea el video de Benito Baranda hablando a los estudiantes de la UC.
Algunos creen que el movimiento estudiantil se encamina a su derrota. Algunos incluso, pueden estar contentos con eso; o al menos tranquilos. Son aquellos para los que el tema educativo no es un problema importante y de verdad no entienden por qué la gente alega tanto.
Muchas veces discuto con ellos. Son personas que no tienen conciencia del daño que el sistema educativo ha provocado en Chile, a pesar de todos los informes e investigaciones que se publican en la prensa. Están ciegos a ver esa realidad porque probablemente no la viven.
Yo, por el contrario, creo que los estudiantes ya triunfaron. Han vuelto a ser protagonistas sociales ante una comunidad que por momentos soportaba pasivamente cargas y abusos escandalosos. Lo que han logrado en estos meses no lo habían conseguido ni los expertos ni los políticos, a pesar de tanto seminario, discurso y recetas de especialistas. En un país donde año tras año lo único importante parecía ser la delincuencia y el desempleo, ellos pusieron en el centro de la discusión el modelo educativo, cuestionando aspectos centrales, como lo son el funcionamiento del mercado, la calidad, el lucro y los créditos. Han logrado que durante cuatro meses los chilenos hablemos y ahondemos en un tema de mucha complejidad y plagado de lugares comunes falsos. Han generado un enorme respaldo a sus propuestas. Por otra parte, las rebajas que conseguidas respecto de los créditos, (que el interés baje del 6% al 2%) es más de lo que ellos aspiraban inicialmente.
Por supuesto quedan por discutir temas muy importantes y siempre será así pues ese es el rico dinamismo social que se ha despertado después de un largo letargo. Temas que no los afectan solo a ellos sino a toda la sociedad, y que giran en torno a cómo nos organizamos para hacer un país menos injusto, en palabras del Padre Hurtado, cómo conseguimos la“igualdad efectiva de posibilidades para todos los ciudadanos”. Los estudiantes han querido tener seguridad que se va a discutir eso y pusieron sus exigencias. No quieren que ocurra lo mismo que con el movimiento de “los pingüinos” que logró un proyecto de ley que generaba mayor igualdad y que iba a terminar con el lucro en la educación, pero cuando llegó al Congreso, el proyecto fue cambiado.
Sin embargo, aunque no les han dado todas las garantías que pedían, creo que debieran sentarse con el gobierno y empezar a trabajar. Creo que esta vez hay demasiados actores políticos y sociales interesados en la discusión como para que alguien tenga la tentación de manipular lo que se conversa. Discutir hoy, con el respaldo que han conseguido, es una oportunidad que pocas veces hemos tenido en la historia. Es el momento de cosechar el apoyo logrado. Yo no desgastaría ni tensionaría mucho más a la sociedad, a las familias y a los estudiantes. ¡Ustedes ya han triunfado!
Es importante empezar a trabajar ahora porque una de las cosas que hay que enfrentar es la idea de que no se puede cambiar el modelo de desarrollo; y discutir públicamente, y argumentar, es una manera empezar a hacer posible ese cambio en la mente de las personas.
Pero hay otro motivo. Ya sabemos que con el sistema actual no vamos a avanzar en lograr mayor justicia e integración social. Y muy pocos creen que nuestros problemas se solucionen con más dinero o más ‘competencia’. Formar esos consensos sociales ha tomado mucho tiempo. Es el momento de dar un paso más y asumir que podemos elegir hacia dónde avanzar.
Tener claro eso es ya un primer y gran paso, pues siempre nos repiten que no podemos tener los estándares educacionales de los países nórdicos. Y es cierto que no se pueden lograr en lo inmediato. Pero sí podemos empezar a avanzar hacia allá. Esa decisión está al alcance de los actores actuales.
Los países de Europa del Norte vienen implementando sus sistemas educativos por lo menos desde la post guerra, construyendo un modelo que está basado en una solidaridad organizada y en un Estado que distribuye adecuadamente la carga tributaria para ofrecer estándares comunes en educación, salud y vivienda. En esos modelos se ha tomado una decisión clave: el mercado, la competencia y el lucro no son lo más importante cuando hablamos de cobertura y calidad en educación, salud y vivienda. Se ha decidido que el mercado no puede ser la forma de organizar esos aspectos de la vida de los ciudadanos pues no son mercancías sino derechos. Por ello, me parece bien que parlamentarios de distintas corrientes políticas viajen a ver y logren comprender el camino que han recorrido estas naciones.
En Chile, sin embargo, las autoridades aún defienden el lucro en áreas sensibles, señalando que ha funcionado así en las últimas décadas y que ha dado buenos resultados, lo que por lo menos es discutible desde los pobres datos que manejamos y no necesariamente asegura para el futuro que este es un camino de dignidad (no vaya a ser que lleguemos a un punto de ‘no retorno’ y nos demos cuenta tarde del daño provocado y nos cueste mucho más revertirlo).
El mismo Presidente Sebastián Piñera defendió el funcionamiento del mercado y del lucro en una entrevista en Canal 13. Otros actores hablan de un lucro ‘decente, justo, moderado’ (¿cómo se fija eso?) insistiendo en que sólo hay que corregir un poco el mercado (su regulación, funcionamiento e incentivos) para que sea la mejor forma de distribuir la formación académica, asegurando calidad y éxito. ¿Ha ocurrido eso en 30 años de experimentos en la pobreza donde el mercado de la educación, vivienda y salud no han dado respuestas integrales, dignas y satisfactorias desde el ámbito de lo privado? Basta ver los resultados de la educación chilena, que está cruzada por el mercado de arriba abajo, para entender que esa fe en el mercado es hoy un dogma que ignora la segregación y la marginación que él mismo ha provocado.
La mayor parte de los ciudadanos ha entendido que el modelo de desarrollo que tenemos ya no da para más, que hay que dar un paso más hacia adelante, con mayor profundidad y fundado efectivamente en los derechos igualitarios de las personas.
No sé si los estudiantes han entendido el impacto que han tenido, lo que han logrado movilizar, y lo importante que sería empezar un diálogo profundo y transparente, sobre esos asuntos, ahora.