TVN: Y “El diario de Agustín”, ¿archivado?
28.07.2011
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28.07.2011
En los últimos días hemos sido testigos de la polémica que ha suscitado en cierto sector del mundo político el estreno por las pantallas de TVN de “Los archivos del cardenal”, una serie de ficción basada en hechos reales e inspirada en la labor de la Vicaría de la Solidaridad durante la dictadura.
Parlamentarios como Carlos Larraín, presidente de Renovación Nacional, y Alberto Cardemil de la misma colectividad, han sostenido que la obra busca victimizar a la izquierda y, de paso, dañar la administración de derecha de Sebastián Piñera. Han acusado parcialidad en la versión de la historia que narra y han caricaturizado el noble esfuerzo del canal estatal que, por fin, ha rendido tributo a los esfuerzos fundamentales de la Vicaría en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura. Era una de las tantas deudas pendientes de la transición democrática chilena con los héroes anónimos -y no tanto- de esos años.
Mauro Valdés, director ejecutivo de TVN, defendió en carta a El Mercurio la decisión de emitir la serie, a pesar que es un proyecto que venía de la administración anterior. Valdés afirmó que “mover las fronteras mentales, enfrentar nuestros miedos y ataduras y aprender de nuestra historia contribuyendo a la reflexión colectiva en torno a lo público es un objetivo profundo de TVN y está en el centro de nuestra misión como canal público”. O, como dijo en el discurso de lanzamiento de la serie, “como televisión pública sentimos el deber de contribuir a mirar nuestra historia y a mostrarla… Tomar nuestro pasado, en especial aquel que es polémico, y reflexionar sobre él es sin duda parte esencial de nuestra misión”.
Las palabras de Valdés surgen justo cuando el domingo 24 de julio pasado se cumplieron 36 años de la vergonzosa portada de La Segunda con el título: “Exterminados como ratones” y el epígrafe: “59 miristas chilenos caen en operativo militar en Argentina”. Hoy, todos sabemos que se trató de un burdo montaje en la llamada Operación Colombo, que intentó blanquear la desaparición de 119 chilenos y chilenas.
Si lo que dice Valdés es cierto, y si TVN tiene entre sus objetivos un compromiso con lo público y con temáticas como la que promueve la serie “Los archivos del Cardenal”, es imperioso conocer por qué el canal estatal tiene hace un año guardado en un cajón el documental “El diario de Agustín” y aún no lo exhibe ni tampoco lo tiene previsto en su parrilla programática.
TVN compró, en mayo de 2010, los derechos de exhibición del documental que narra la intervención directa de Agustín Edwards y su cadena de periódicos en montajes para encubrir crímenes contra los derechos humanos, y en campañas de desinformación que transformaron en leyenda el lienzo «El Mercurio miente», instalado por los estudiantes de la Universidad Católica en tiempos de la reforma universitaria en los años ‘60.
El documental dirigido por Ignacio Agüero y producido por Fernando Villagrán ha sido exhibido más de una vez en la televisión pública argentina, así como en otros canales públicos del continente, en conferencias internacionales de periodismo de investigación y en distintos festivales internacionales, donde ha sido premiado (La Habana, Atlantidoc y Fripesci). Además, fue galardonado con los premios Altazor y Pedro Sienna en Chile.
Si El Mercurio, tal como pontifica en su editorial del 23 de julio, cree que es importante discutir la calidad de la programación televisiva y el rol del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) -que entregó financiamiento a “Los archivos del cardenal”-, debería comprometerse y apoyar la difusión de series y documentales que refresquen la memoria de algunos y, a la vez, eduquen a las nuevas generaciones. Aunque, según su parecer, “sería ingenuo pensar que una serie semejante vaya nunca a mostrar, así sea con trama de ficción, ningún exceso en que haya incurrido la izquierda. Al menos, así ha ocurrido hasta ahora, durante más de un par de décadas».
Y si TVN está también comprometida con la emisión de contenidos que corran el velo de lo que ha ocurrido en nuestra historia reciente, no deberían existir excusas para seguir archivando “El diario de Agustín”.