Mundial en Sudáfrica: Curiosidades de la amistad global
17.06.2010
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17.06.2010
En los partidos de la Copa del Mundo no importa a qué club perteneces o de qué país eres. A veces hasta las viejas rivalidades se borran: como cuando el jueves 17 se vio hasta ingleses hinchando por la albiceleste. La barra de Chile contó con el apoyo incondicional de los habitantes de Nelspruit y sus vuvuzelas, gracias a que la “Roja” eligió esa ciudad para hospedar a la selección. Entre los hinchas nacionales también predomina a la buena onda e incluso hay quienes han debido compartir cama con desconocidos para aprovechar los paquetes de las agencias de viaje.
Muchas veces en el fútbol las rivalidades alcanzan un fervor incomprensible para los que no son fanáticos de este deporte. Uno se imagina que en una Copa del Mundo esta animadversión por el rival debiese ser mayor que nunca. Pero no.
El fútbol, para los sudafricanos y para la mayoría de los asistentes al Mundial, tiene una mirada global que los hace apoyar incluso a otras selecciones, por muy distantes que puedan parecer en el mapa o por muy diferentes que sean sus culturas.
Eso pasó con Chile en Nelspruit: la “Roja” es el único equipo que decidió quedarse en esa ciudad del noreste del país, por lo que los lugareños adoptaron al equipo de Bielsa como su preferido después de los locales Bafana Bafana. Y durante el partido de ayer contra Honduras, gracias a su facilidad para meter ruido con las vuvuzelas y su falta de nerviosismo en torno al resultado, fueron muchas veces quienes más gritaron mientras los chilenos se comían las uñas.
Pero hay una razón quizás más potente que hace que los locales se disfracen, literalmente, como si fueran hinchas de otro país: el marketing. Eso pasa con Argentina gracias a sus jugadores más famosos. Con Messi, Tévez, Higuaín repletando los anuncios comerciales, es muy difícil que el hincha menos apasionado no vaya por ellos. Llevaron más de 80.000 personas al Soccer City de Johannesburgo para su duelo con Corea del Sur, dentro de las cuales la gran mayoría eran sudafricanos vistiendo camisetas albicelestes. También había serbios, estadounidenses e incluso ingleses –algo que debe ser incomprensible para los propios argentinos– que aplaudieron y gritaron los goles del equipo de Maradona.
Hay algunos, eso sí, que no logran superar las diferencias entre sus países. Argelia, que clasificó de forma dramática al Mundial, quedó emparejada en el mismo grupo que Estados Unidos. Y los hinchas del norte de África no quieren saber nada con los ‘Obama Boys’. En el centro de Pretoria, un grupo de argelinos cantaba consignas en contra de EE.UU. y su política en Medio Oriente, mientras hacían el amago de sacar una bandera norteamericana colgada en un centro comercial. Hay que ver qué pasará cuando estos dos equipos se enfrenten.
Entre los chilenos, nada más que buena onda. A nadie se le ocurriría provocar a otro por el equipo de fútbol del que es hincha en el torneo nacional. Incluso hay varios que se han visto obligados conocerse un poquito mejor: algunos que viajaron con paquetes de agencias de turismo tienen que compartir la misma cama matrimonial, muchas veces sin haberse visto antes de llegar al aeropuerto. Un ‘abuelito’ que viajó a Sudáfrica con su enfermera corrió la misma suerte, aunque el rumor dice que no habría hecho demasiado por solucionar el problema. Al final, somos todos amigos.