Rusos. Postales de la era Putin
04.12.2009
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04.12.2009
La periodista argentina Hinde Pomeraniec, editora de la sección internacional del diario Clarín, traza un magnífico retrato de la Rusia actual y su líder supremo, Vladimir Vladimirovich Putin. Acudiendo a su propia observación en terreno, y a testigos y conocedores de la transformación experimentada tras la caída de la ex Unión Soviética, y especialmente una vez que Boris Yeltsin impuso un capitalismo salvaje, la autora propone una mirada crítica y al mismo tiempo desprejuiciada y abierta de los rusos de la era de Putin. Con ese método obtiene resultados formidables, como aquella semblanza que le regala el periodista escocés Neal Ascherson, discípulo de Eric Hobsbawm y experto en historia soviética:
«Rusia es una reserva natural de la naturaleza humana. Preserva especies que están extinguidas en el resto del mundo: santos inmaculados, aduladores serviles, bribones, truhanes y espíritus cristalinos puros (como verá, tengo que recurrir a palabras inglesas obsoletas para describirlas). En esta reserva natural, Putin es como el guardaparque que mantenía los cercos cortados y distribuía heno para que las criaturas comieran en invierno. Y, como todos los guardianes, portaba un arma cargada para aniquilar a los canallas».
La figura de Putin atraviesa la totalidad de esta crónica. Para ello la autora se basta de testimonios, impresiones y material de archivo que destaca la estructura de poder del líder soviético, los antecedentes y rumores sobre el modo en que se hizo del gobierno y de una riqueza incalculable, y alguna que otra anécdota significativa. Una de ellas -que nunca ha sido confirmada- sitúa a Putin en una posición de poder y ambición tan desmedida como perversa: pese a que su esposa y su hija habían tenido un grave accidente automovilístico, el gobernante, que en ese entonces oficiaba de número dos de la alcaldía de San Petersburgo, no se movió de su oficina hasta el término de su jornada laboral.
Lo que sí está corroborado es que a días de asumir la presidencia, en 2000, en plena crisis del submarino Kursk, que terminó al fondo del Mar de Barents con sus 118 tripulantes muertos, Putin demoró varios días antes de salir de su casa de descanso para comentar la tragedia.
¿Por qué los rusos prefieren vivir en un régimen autoritario y personalista, con serias restricciones a la libertad? Una de las respuestas la entrega Vladimir Sorokin, un escritor ruso disidente a quien entrevistó la autora del libro: «Porque prácticamente no ha existido la experiencia de vida en libertad democrática. La mentalidad del esclavo fue siempre cultivada por el poder, tanto el imperial como el soviético. Y así estamos».
Lea el capitulo IV: Día de elecciones con música de McCartney