Declaración del Colegio de Químico-Farmacéuticos sobre la venta de medicamentos en supermercados
11.05.2018
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11.05.2018
El Colegio de Químico-Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile apoya cualquier iniciativa que efectivamente contribuya a mejorar el acceso a medicamentos de calidad, seguros y eficaces, a precio razonable. De igual modo, siempre ha respaldado y contribuido a transparentar el mercado de los medicamentos, entendiendo que el buscador de precios, se debe perfeccionar y actualizar permanentemente. No obstante lo anterior, el Colegio de Químico-Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile, llama la atención respecto del riesgo que implica la oferta y disposición del medicamento como un producto de consumo corriente en góndolas y supermercados, debido a lo siguiente:
1. El hecho que existan medicamentos que no requieren de receta médica para su venta, no implica que éstos no puedan causar graves efectos adversos derivados de su uso indiscriminado y de eventuales errores derivados de la automedicación. Los medicamentos de venta directa son de uso ocasional y no de uso frecuente, como muchos creen.
2. El medicamento es un bien social, esencial para la salud pública; y no debe ser conceptuado como mero bien de consumo. La trascendencia que tiene en la vida humana el uso de medicamentos, hace indispensable el control del Estado en todas las fases de generación del producto farmacéutico, incluida la dispensación. Así, la Autoridad Sanitaria debe proteger los derechos de las personas y velar por la salud de la población, como lo establece el mandato constitucional. (El 75% de las enfermedades se tratan con terapias de medicamentos, correspondiendo el resto a cirugía).
3. Frente a la demanda de un producto farmacéutico el paciente tiene el derecho y el deber de exigir que se le brinde una correcta atención. Eso, ya que todo medicamento -dependiendo de cómo se administre- puede atentar o contribuir a la recuperación de la salud. El rol fundamental del profesional químico farmacéutico es realizar una dispensación informada de los medicamentos con el objeto de asegurar los efectos terapéuticos deseados. De hecho, otros países como Argentinahan revertido esta medida, dado los nocivos efectos tanto para la salud pública como para la economía y seguridad.
4. Omitir la dispensación que debe realizar el profesional farmacéutico y posibilitar la venta de medicamentos fuera del mesón o fuera de farmacias, es una iniciativa irresponsable y altamente riesgosa para la salud de la población. La automedicación puede derivar en un aumento del gasto en salud a mediano plazo, ello porque ningún medicamento es inofensivo, toda persona es potencialmente susceptible a sufrir alguna reacción adversa.
5. No baja los precios. Los laboratorios invertirán más en publicidad y si se disminuyese el precio de los medicamentos de venta directa, sólo queda esperar que esta disminución no vaya compensada por aumentos en los precios de los medicamentos de venta con receta.
La supuesta disminución de precios ocurriría sólo si los laboratorios estuviesen dispuestos a aumentar la oferta de productos. De no ocurrir esto, se generaría un exceso de demanda de parte de los consumidores, farmacias y supermercados, la cual sería contrarrestada por un alza en los precios para alcanzar un nuevo equilibrio de mercado. Cabe señalar que el mercado de medicamentos de venta con receta bordea el 77% del mercado total de medicamentos.
Los medicamentos son considerados un producto con demanda inelástica, es decir, la cantidad demandada es relativamente insensible a las variaciones del precio, por lo que de existir un aumento en el precio de los medicamentos los únicos beneficiados serían los laboratorios y las cadenas de farmacia.
6. No disminuye el gasto de bolsillo. El gasto de bolsillo en Chile se debe a medicamentos para terapias de patologías crónicas, que requieren receta y deben ser prescritos y supervisados por profesionales de la salud. Lamentamos que se insista en este tema, latamente discutido años anteriores, impulsado por la presión comercial de los laboratorios, siendo que lo lógico sería lograr una política pública de fármacos coherente con otras iniciativas de salud pública, con énfasis en enfermedades crónicas, como los antihipertensivos o antidepresivos, o de importancia en el ciclo vital como anticonceptivos. La revisión de temas como la regulación de precios y la cobertura, deben correlacionarse a la seguridad social.
7. La venta de medicamentos en supermercados no mejora el acceso a la población, ya que actualmente, aledaño a la mayoría de los supermercados existe una farmacia. Por el contrario, si se obliga a disponer medicamentos en góndolas, deberán cerrar un gran número de farmacias independientes que dan servicio, en general, en las comunas o sectores más pobres del país.
8. Los locales que cuentan con espacio suficiente para la instalación de góndolas son principalmente de cadenas o grandes supermercados, lo que aumenta la concentración del mercado.
Los laboratorios asociados a las tres grandes cadenas farmacéuticas son además productores de medicamentos de venta libre, por lo cual, podría llegar a generarse algún tipo de alianza que afecte las condiciones de un mercado competitivo.
9. Esta medida afecta a las farmacias independientes. Sólo las cadenas están capacitados para implementar góndolas delante del mesón, que implican contar con espacio e invertir en seguridad.
Muchas de las farmacias autorizadas ofrecen sus servicios en un espacio mínimo para el mesón de venta y no hay espacio para góndolas. Varias dan directo a la calle, lo que conectaría las góndolas con los transeúntes aumentando el riesgo de asaltos y robos. Otras, por lo peligroso del sector donde se ubican, deben atender detrás de rejas. Las farmacias independientes no cuentan con capital para contratar guardias en forma permanente durante todas las horas de funcionamiento y de verse obligados a hacerlo, ese costo lo van a terminar pagando los pacientes al subir los precios de los medicamentos; si el costo es tan elevado, va a llevar al cierre de las farmacias pequeñas. Además, los robos pueden dejar sin capital de reposición a las pymes que trabajan con su venta diaria.
10. Por otra parte, el Colegio estima que, ante un mercado farmacéutico con estrategias agresivas de venta, se hace imperativo poner en práctica un sistema eficiente de regulación de recetas médicas. Se manifiestan preocupados ante el natural aumento de campañas publicitarias, con mensajes que pudieran considerarse riesgosos, al inducir al consumo indiscriminado de medicamentos.
11. Esta medida no se concilia con el carácter de la farmacia como Centro de Salud ni con las propuestas expresadas en la Política Nacional de Medicamentos, indispensable para la protección de la salud de la población del país.
12. Esta Orden Profesional enfatiza en la urgencia de concentrar los esfuerzos en crear conciencia en la comunidad respecto del respeto a la condición de venta y de los efectos de la automedicación de los medicamentos. Así, priorizar el objetivo fundamental de resguardar la salud de las personas por sobre intereses económicos.
13. Por todo lo anterior, también se reiteran las demandas permanentes a las autoridades sanitarias y policiales, para controlar e impedir la venta de fármacos en medios de locomoción, almacenes y ferias libres.
14. Esta medida también es rechazada por diversos actores. Tampoco están de acuerdo con el expendio de medicamentos en supermercados las farmacias independientes, ni las cadenas, las asociaciones de consumidores, ni gremios empresariales, los auxiliares de farmacia, entre otros.
15. Esta Orden Profesional pone a disposición sus conocimientos para trabajar propuestas para desarrollar políticas públicas efectivas con el fin de disminuir el gasto en medicamentos, sin perder el enfoque de seguridad del paciente y la salud pública.
Dr. Q.F. Mauricio Huberman Rodríguez.
Presidente Nacional