VIH/SIDA, la crisis de salud que no queremos ver
15.11.2017
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15.11.2017
Según datos de 2016 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay casi 37 millones de personas en el mundo infectadas con el virus del VIH. Sólo ese año se registraron 1,8 millones de nuevas infecciones y un millón de muertes relacionadas al VIH a nivel mundial. La buena noticia es que el avance científico de la terapia antirretroviral ha logrado que el número de muertes relacionadas con el VIH vaya disminuyendo a medida que aumenta la población que accede a ella.
Sin embargo, el VIH/SIDA continúa siendo una crisis de salud mundial: la terapia antirretroviral no cura la enfermedad. Es eficiente, pero debe ser administrada de por vida. Actualmente no hay una vacuna para prevenir la infección por VIH y la gran barrera para lograr la cura, es que el ADN viral (material genético del virus) se integra al genoma de la célula huésped infectada, lo que conforma un estado de latencia del VIH y la formación de reservorios del VIH en diferentes tejidos del cuerpo. El VIH puede permanecer latente en numerosos tejidos, por ejemplo, sistema digestivo, nodos linfáticos, bazo, timo, médula ósea y cerebro, entre otros.
Sabemos que el virus del VIH entra al cerebro dos semanas después que una persona es infectada, esto es, mucho antes que la persona se entere que está infectada. Y el virus persiste en el cerebro a pesar de la terapia antirretroviral»
La terapia antirretroviral es capaz de suprimir o bajar la cantidad del virus en la sangre, llegando incluso a niveles indetectables. Pero no tiene efecto sobre las células infectadas donde el virus se encuentra en estado latente. El VIH sale de este estado de latencia día a día, comenzando nuevamente la infección. Si la terapia es interrumpida o terminada, el virus rápidamente aumenta. Por eso es tan importante continuarla de por vida.
Ese no es el único problema. El tratamiento antirretroviral no restituye completamente el sistema inmune, dando como resultado que la infección por VIH sea una enfermedad crónica. Ello hace emerger complicaciones asociadas al VIH, como, por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, arteriosclerosis, cambios metabólicos, inflamación y desregulación del sistema inmunitario, envejecimiento acelerado, problemas cognitivos y cáncer.
Sobre los problemas cognitivos asociados al VIH (que es mi área de trabajo), sabemos que el virus del VIH entra al cerebro dos semanas después que una persona es infectada, esto es, mucho antes que la persona se entere que está infectada. Y el virus persiste en el cerebro a pesar de la terapia antirretroviral.
Hoy, alrededor de 40% a 70% de las personas infectadas por VIH desarrollan algún tipo de deterioro cognitivo, que se manifiesta en problemas a la memoria, concentración, cambios conductuales y problemas motores, pudiendo llegar a un estado de demencia.
Según la OMS, a nivel mundial existe una disminución constante en las nuevas infecciones a partir de fines de los años 90, debido a las campañas de prevención y al cambio de conductas frente a la infección promovida por los distintos países. Pero en Chile la situación es completamente distinta: los datos dados a conocer por ONUSIDA son alarmantes y preocupantes. Desde 2010, las nuevas infecciones en nuestro país han aumentado alrededor de un 40%, concentrándose principalmente en la población joven de 20-30 años y con un número similar de casos confirmados provenientes del mundo privado y público. Llama fuertemente la atención que alrededor del 69% de la población conozca su estatus sobre VIH y apenas el 53% de las personas infectadas están en tratamiento con la terapia antirretroviral.
Desde el Estado se debe garantizar el derecho a la Salud a las personas, promoviendo tanto medidas para la prevención de la infección del VIH, como centros de salud pública amigables, que incorporen a las personas para comenzar rápidamente con la terapia si se ha diagnosticado que son VIH-positivas”
La base de la prevención del VIH alrededor del mundo, es la prevención y el tratamiento. La OMS está promoviendo como medidas: más educación sexual; el uso del condón (para prevenir no solo la infección por VIH, sino además otras enfermedades de transmisión sexual como la sífilis y gonorrea que también en estos últimos años han ido en aumento); la terapia de Profilaxis de Preexposición y Post-exposición (PrEP y PEP, respectivamente) para las personas que están en alto riesgo de contraer el VIH y para eliminar completamente la transmisión del VIH de madre a hijo; y, por último, aumentar el acceso expedito a la población al test (voluntario, gratuito, confidencial y con consejería) con el fin de mejorar su diagnóstico.
También la OMS recomienda comenzar el tratamiento antirretroviral rápidamente cuando se ha diagnosticado la infección, independiente del recuento de las células inmunes (CD4), medida que muchos países han adoptado, pero Chile aún no.
Es necesario y urgente implementar políticas públicas eficientes en nuestro país para la prevención de nuevas infecciones por VIH, como a la vez mejorar el acceso a la terapia antirretroviral, debido a que las pasadas y actuales políticas públicas no están funcionando. Desde el Estado se debe garantizar el derecho a la salud a las personas, promoviendo tanto medidas para la prevención de la infección del VIH, como centros de salud pública amigables, que incorporen a las personas para comenzar rápidamente con la terapia si se ha diagnosticado que son VIH-positivas y continuar en el tiempo con el tratamiento y monitoreo de los pacientes para tratar las complicaciones asociadas al VIH.