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Comentarios (5)

Pablo | 08.01.2015
Magnifico análisis. No entiendo por qué no estás en RD.
Alexander Hutinel | 02.01.2015
La columna es un frío balde para la Izquierda del todo o nada que, como aparece aquí, están quedando fuera, siendo levemente resumidos en el socialismo fuerte de Fulvio Rossi. La respuesta de Boric a las reformas es un grito de rabia que redunda en argumentos desactualizados que hacen que Pedro, uno de los que responde esta columna, sienta que la "ética de izquierda"no sea compartida (ni entendida) por todos. Una de las tantas cosas que omitió el redactor están en relación a los 3 "intelectuales públicos" persistentes en la defensa de la Reforma: Alberto Mayol y Delpiano vía CNN; y Fernando Atria. Hay un cuarto actor ambiguo (T. Mosciatti) que expresó que la NM buscaba un cambio cultural. Considerando el reluciente concepto levantado de los Derechos Sociales, se puede definir dicho cambio cultural lento en que el "considerar la educación no como un bien de consumo" sea una ética sólo de izquierda por el monento, pese a que los países OCDE la consideren así también. Si pudiera ubicar al redactor en un sector de pensamiento, estaría entre Radinbranath Quinteros y Carlos Montes, siendo estos, sobre todo el segundo, representantes del realismo político, y la historia nos ha demostrado que sólo el realismo político permite cambios duraderos. Ojo, la Concertación de Escalona, Gute y Allamand está lejos de representar un realismo político toda vez que la "fuerza de las ideas" tendientes al "pacto nacional" desvirtúan el sentido político por el excesivo gatopardismo que niegan pero construyen y hoy anhelan desde dentro de la NM los "caso 1" analizados en esta columna. Por último, interesante la aclaración de la intromisión de la Iglesia
Pedro | 31.12.2014
Leo la columna del señor Grau y también el posteo que promociona la columna firmada por el líder de la Izquierda Autónoma, el diputado Boric. La postura del señor Grau me parece razonable para consolidar los aspectos esenciales de una reforma que fue escogida por la mayoría de los chilenos que votaron en la elección presidencial y que ahora corre el riesgo de "licuarse" por la tendencia concertacionista a suscribir acuerdos "nacionales", cuyo único efecto en las últimas décadas ha sido deslavar los proyectos que buscan superar la inequidad del sistema neoliberal. La propuesta del señor Boric, en cambio, es un juego del todo o nada que pone en riesgo la posibilidad cercana de concretar en normas legales gran parte de las exigencias de la gran movilización estudiantil de 2011. Lo que nos quiere decir Boric: las cosas se hacen a mi manera o no se hacen, porque las posturas distintas le hacen el juego a los grandes sostenedores. Lo que propone Grau es que los sectores que desean la reforma se unan en apoyo a los aspectos realmente transformadores del proyecto. Lo que propone Boric es deshacerse del proyecto del gobierno y hacer uno nuevo "realmente" de izquierda, despreciando las alianzas con quienes no piensen como nosotros. Así están las cosas: los que queremos las reformas debemos escoger entre el camino de la unidad para asegurar algunas transformaciones que van en la línea correcta o la larga marcha revolucionaria para cambiarlo todo. En lo personal, prefiero la opción de consolidar ahora algunos cambios que permitan seguir avanzando después, pero sin dejar de trabajar por el objetivo final que es superar el sistema neoliberal por completo. Los objetivos de largo aliento no deben conspirar contra las metas inmediatas más necesarias (y, como lo demuestra Grau, posturas maximalistas ya han puesto en riesgo una meta inmediata: volvió a abrir la puerta que el gobierno inicialmente había cerrado para los arriendos con fines de lucro).
Pablo Eltesch | 30.12.2014
No entiendo por qué en esta columna y en muchos argumentos socialistas, pro estado y derechos públicos, siempre se atribuyen la representación del movimiento o mundo social. Lo que se conformó en esta caso, bastante poco articuladamente más bien, fue una oposición a un proyecto de ley de reforma educacional por parte del verdadero movimiento y mundo social, lo cual se vio reflejado en diversas encuestas y en tibias manifestaciones ciudadanas (obviamente que padres trabajadores no tienen ni el tiempo ni el ímpetu para grandes movilizaciones de calle); también aparece el mundo social vinculado y con intereses (y conocimientos del tema) como gremios, sostenedores, iglesias, etc.. ¿Por qué surge este movimiento social? Porque los políticos le van a cambiar su vida diaria, su acceso a una libertad restringida de elegir, pero libertad al fin, con una reforma que no los afecta a ellos... A mezclarse proclamaban políticos y organizaciones Educación 2020, mientras sus hijos permanecen impolutos en colegios privados con lucro, sin copago más bien con tremendo pago, decidiendo si su educación es francesa o inglesa y si sus hijos pueden practicar yoga o rugby. Ese mundo social tiene un respaldo técnico, cuando el Gobierno no entrega ningún estudio de un eventual cierre de Colegios y cuando antiguos estandartes de la Concertación entregan cifras decidoras en que Chile tiene la mejor educación de latinoamérica y uno de los progresos más importantes del mundo (amparado en los antes amados estudios de la nunca bien ponderada OCDE). La inconsecuencia del llamado a mezclarse, la poca sintonía con la realidad, el desprecio al movimiento social que no cree necesariamente en éticas izquierdistas para todos los ámbitos, el nulo interés por estudiar el impacto de una política estatal de esta magnitud, confirguran un escenario que no auguraba ninguna posibilidad real de un círculo virtuoso en base a una Reforma Educacional como la que presentó el Gobierno. El círculo virtuos se construye no para defender una ideología ni un paradigma, se dibuja en base a un buen diagnóstico, a mejorar la educación del 40% más desvalido, a definir una política pública de largo alcance, con estudio preliminar y pruebas en comunas, atacando el problema de fondo que es la sala de clases y el profesorado, invirtiendo la mayor parte de los escasos recursos disponibles, en aquello que otorgue el mayor beneficio a la población de Chile: calidad en educación prebásica y básica.
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