N° 8: El que cree que el rendimiento de un estudiante está determinado por su clase social, piensa que “el pobre” tiene menos capacidad que “el rico”
03.08.2011
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03.08.2011
FALSO. Este es un lugar común que descansa en una lógica evidentemente fallida. Se usa no sólo en educación, con la finalidad de negar la dimensión estructural o social de un problema y reducirlo a un asunto de “management”. Por ejemplo, al que dice que los niveles de delincuencia están relacionados con la grosera desigualdad que existe en Chile, se le responde con este lugar común, diciendo que eso implica una suerte de “determinismo” social, que “los pobres” son “delincuentes” y que, al contrario, hay “muchas personas pobres honestas” que no cometen delitos. Es decir, el “problema de la delincuencia” no es una consecuencia de la forma en que en Chile se reparten los resultados de la cooperación, sino un problema de responsabilidades individuales, con la consecuencia obvia de que lo que se requiere en primer lugar es más represión.
En educación el argumento es el mismo: al que insiste que los resultados de los establecimientos educacionales están vinculados a la clase de los estudiantes, a su “vulnerabilidad”, se le responde que eso es lo mismo que suponer una suerte de “determinismo”, conforme al cual los “más vulnerables” tienen menores aptitudes y son menos aptos para el proceso educativo que el resto. El que ocupa este lugar común entonces afirma creer, a diferencia del otro, que las capacidades intelectuales están distribuidas uniformemente, y que no hay ninguna razón por la que los estudiantes vulnerables no pueden tener buenos resultados.
En este punto este lugar común se conecta con el que veremos a continuación: lo que hay que hacer, entonces, es dejar de hablar de “el sistema educacional” y poner un “foco en el aula”, adoptar la unidad de análisis del establecimiento, y preguntarse por qué hay algunos establecimientos “vulnerables” que tienen buenos resultados, para reproducir esas experiencias exitosas. El lugar común cumple la misma función que observábamos en el ejemplo anterior, referido a la relación entre desigualdad y criminalidad: nos llama a ignorar el hecho de la segregación, y a discutir micro-reformas.
Lo que es falso de este lugar común no es su observación de que hay escuelas “vulnerables” exitosas en términos de sus resultados. Desde luego las hay. No son muchas, pero las hay. Pero todos sabemos de personas que han fumado desde la juventud cantidades considerables y han muerto de causas distintas al cáncer a una edad avanzada. No son muchos los casos, pero los hay.
Hay muchas razones por las que una escuela vulnerable, así como un fumador empedernido, pueden tener resultados que son distintos a lo que es normal dada su condición. Por eso, el “determinismo” no aparece a nivel individual. Si la condición de la que se trata se mantiene constante (si el sujeto continua fumando, si el sistema continua segregado), entonces es evidente que conviene mirar los casos anómalos y ver si en ellos hay algo que pueda ser replicado. A veces podrá ser replicado, a veces dependerá de peculiaridades de un caso que harán imposible su réplica en otro. Pero la pregunta por supuesto es por qué la condición debe mantenerse constante. El mejor consejo para el fumador no es replicar el modo de vida del fumador longevo, sino dejar de fumar. Lo que debe hacerse ante un sistema segregado no es que las escuelas más “vulnerables” intenten reproducir lo que hacen las que son exitosas pese a su vulnerabilidad, sino que el sistema deje de exhibir una tendencia a concentrar de modo cada vez más agudo la vulnerabilidad.
Por supuesto, este es un ideal que es difícil de alcanzar totalmente. No es razonable fijarse como objetivo de política conseguir lo que uno cree que es importante en un 100%, porque para hacerlo normalmente hay que afectar otras cuestiones que son importantes. Por consiguiente, incluso después de haber hecho las modificaciones que fueran necesarias para luchar contra la segregación del sistema escolar lo probable es que siga habiendo escuelas “vulnerables”, es decir escuelas cuya matrícula tiene un nivel de vulnerabilidad mayor que el promedio. Ese será el momento de preocuparse de los resultados variables entre escuelas de la misma condición, para buscar en los casos más exitosas recetas reproducibles. Pero eso no es negar que la primera prioridad política deba ser acabar con un sistema groseramente segregado, como el chileno.